Cuando se nombra a Juan O’Gorman, generalmente lo que recordamos primero y acude a nuestra mente es la imagen de su trabajo efectuado en los edificios de ciudad universitaria donde se conjuntaron tanto sus habilidades arquitectónicas como pictóricas, mismas que en esta ocasión serán, básicamente las que analizaremos. Juan O’Gorman nació en el lejano año de 1905, hijo de Cecil Crawford O’Gorman químico ensayista de metales y también destacado pintor; nacido en Irlanda, arribó a México desde el año de 1895 y se identifico rápidamente con la forma de vida en nuestro país, donde permaneció por el resto de sus días.
Cecil Crawford O’Gorman se dio a la tarea de iniciar a su hijo Juan en las artes pictóricas desde muy temprana edad, destacándose por una gran capacidad para dominar la línea, el dibujo y la pintura, sin embargo, al igual que su padre desarrollo dos carreras y en el año de 1927 se gradúa como arquitecto. Dentro del que hacer pictórico O’gorman explora y recorre ámbitos que van desde el retratismo y el muralismo, hasta el paisajismo donde logra tal maestría que Justino Fernández llegó a calificarlo en alguna ocasión como el mejor paisajista mexicano, después de José Maria Velasco.
Una de las características que es notoria en la obra paisajista de O’Gorman es el uso que hace de la técnica conocida como temple logrando plasmar la transparencia total de la atmósfera y una definición exacta de tonos.
Como un reconocimiento al trabajo de caballete realizado por O’Gorman, el Instituto Nacional de Bellas Artes le dedica una exposición en el Museo Nacional De Artes Plásticas para el mes de agosto del año 1950 y justamente es en esta exposición que se exhibe la obra que realizara en 1943 y cuyo titulo es “Recuerdo de Cuernavaca”, aquí O’ Gorman atrapa la imagen del Palacio de Cortés y de la Cuernavaca denominada por Flores Guerrero como “preturística” dicho calificativo se debe a que en ese entonces pocos personajes creativos habían radicado o transitado por nuestra ciudad de Cuernavaca, sin resistir la influencia de la característica atmósfera del valle de Cuauhnáhuac que invita a tomarla como fuente de inspiración y como ejemplos contamos que aquel 1950 el general Ignacio Beteta participo en la exposición efectuada en el salón de la plástica mexicana, con la acuarela “Cuernavaca al Atardecer”.
El año de 1950 fue sin lugar a dudas un año de gran importancia en el estado de Morelos debido, dentro de otras cosas a la creación del bachillerato nocturno, mientras que en el área de Santa María el sacerdote belga Gregorio Lemercier fundaba el monasterio de la orden de san Benito conocido como Emaus, y que años mas tarde causara polémicas a nivel mundial, en el mes de mayo se develaba el monumento a la madre ubicado al frente de la escuela Evolución y poco tiempo después una estatua del segundo obispo de las exalumnas del colegio Santa Inés también develaban, en este caso Cuernavaca Francisco Plancarte Y Navarrete, dicha obra pertenece a la inspiración del profesor de artes plásticas Fidias Elizondo, quien fuera un destacado artista especializado en la talla directa con una marcada inclinación al estilo neoclásico.
En el mes de julio la señora Gisela Ephrussi de Bauer participa en la exposición organiz
ada por el circulo de bellas artes con el óleo “Calle de Cuernavaca”, en este mes de julio se celebraba en el estado el aniversario numero 80 de haberse hecho la primera constitución del estado y para el mes de septiembre la calzada Leandro Valle y el puente Porfirio Díaz cumplían cincuenta años de existencia, la nota luctuosa se da el 18 de noviembre, cuando fallece la destacada actriz morelense Virginia Fábregas, siendo sepultados sus restos en la rotonda de los hombres ilustres, ya para finalizar este 1950 el círculo de bellas artes lleva a cabo una exposición mas con la participación de solo dos pintores: Enrique D’Aoust yArmando Calvo, el primero participa, dentro de otras pinturas con “Retrato de la Señora Maruca P. de Esponda” y “Zempoala” ambas de la producción que realizara en Cuernavaca, mientras que Armando Calvo además de “Tepoztlán”, expone “Al rededores de Cuernavaca”.
Cecil Crawford O’Gorman se dio a la tarea de iniciar a su hijo Juan en las artes pictóricas desde muy temprana edad, destacándose por una gran capacidad para dominar la línea, el dibujo y la pintura, sin embargo, al igual que su padre desarrollo dos carreras y en el año de 1927 se gradúa como arquitecto. Dentro del que hacer pictórico O’gorman explora y recorre ámbitos que van desde el retratismo y el muralismo, hasta el paisajismo donde logra tal maestría que Justino Fernández llegó a calificarlo en alguna ocasión como el mejor paisajista mexicano, después de José Maria Velasco.
Una de las características que es notoria en la obra paisajista de O’Gorman es el uso que hace de la técnica conocida como temple logrando plasmar la transparencia total de la atmósfera y una definición exacta de tonos.
Como un reconocimiento al trabajo de caballete realizado por O’Gorman, el Instituto Nacional de Bellas Artes le dedica una exposición en el Museo Nacional De Artes Plásticas para el mes de agosto del año 1950 y justamente es en esta exposición que se exhibe la obra que realizara en 1943 y cuyo titulo es “Recuerdo de Cuernavaca”, aquí O’ Gorman atrapa la imagen del Palacio de Cortés y de la Cuernavaca denominada por Flores Guerrero como “preturística” dicho calificativo se debe a que en ese entonces pocos personajes creativos habían radicado o transitado por nuestra ciudad de Cuernavaca, sin resistir la influencia de la característica atmósfera del valle de Cuauhnáhuac que invita a tomarla como fuente de inspiración y como ejemplos contamos que aquel 1950 el general Ignacio Beteta participo en la exposición efectuada en el salón de la plástica mexicana, con la acuarela “Cuernavaca al Atardecer”.
El año de 1950 fue sin lugar a dudas un año de gran importancia en el estado de Morelos debido, dentro de otras cosas a la creación del bachillerato nocturno, mientras que en el área de Santa María el sacerdote belga Gregorio Lemercier fundaba el monasterio de la orden de san Benito conocido como Emaus, y que años mas tarde causara polémicas a nivel mundial, en el mes de mayo se develaba el monumento a la madre ubicado al frente de la escuela Evolución y poco tiempo después una estatua del segundo obispo de las exalumnas del colegio Santa Inés también develaban, en este caso Cuernavaca Francisco Plancarte Y Navarrete, dicha obra pertenece a la inspiración del profesor de artes plásticas Fidias Elizondo, quien fuera un destacado artista especializado en la talla directa con una marcada inclinación al estilo neoclásico.
En el mes de julio la señora Gisela Ephrussi de Bauer participa en la exposición organiz
ada por el circulo de bellas artes con el óleo “Calle de Cuernavaca”, en este mes de julio se celebraba en el estado el aniversario numero 80 de haberse hecho la primera constitución del estado y para el mes de septiembre la calzada Leandro Valle y el puente Porfirio Díaz cumplían cincuenta años de existencia, la nota luctuosa se da el 18 de noviembre, cuando fallece la destacada actriz morelense Virginia Fábregas, siendo sepultados sus restos en la rotonda de los hombres ilustres, ya para finalizar este 1950 el círculo de bellas artes lleva a cabo una exposición mas con la participación de solo dos pintores: Enrique D’Aoust yArmando Calvo, el primero participa, dentro de otras pinturas con “Retrato de la Señora Maruca P. de Esponda” y “Zempoala” ambas de la producción que realizara en Cuernavaca, mientras que Armando Calvo además de “Tepoztlán”, expone “Al rededores de Cuernavaca”.Esperamos que con esta breve semblanza el lector refirme la importancia de nuestra ciudad en el mundode las bellas artes.
Por Enrique Martínez G.
Por Enrique Martínez G.
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